Roman J. Israel Esq. La más reciente producción del director y guionista Dan Gilroy, no es en
definitiva una de las mejores películas que haya visto, sin embargo (como muchas veces sucede) las actuaciones de los personajes equilibran en varios sentidos la calidad de una producción audiovisual, y es que realmente un guión puede ser lo más sencillo del mundo, pero cuando tienes a los actores y actrices correctos, puedes crear una verdadera obra de arte.
Definitivamente clasificaría esta película en uno de estos casos; ya que, no la llamaría propiamente una obra de arte, pero sin duda alguna la magnífica actuación principal de Denzel Washington destaca y salva a este film de ser una película más en el baúl de los recuerdos del cine.
La película en sí, no puedo decir que tiene un título el cuál llame mucho la atención o que te incite a comprar los boletos en la taquilla del cine más cercano en cuanto salga a cartelera. Así que el título de este film definitivamente no fue un “plus” o una razón por la cual la decisión de
disfrutarla se haya tomado. Verdaderamente la razón principal por la cual llama la atención es el actor principal, Denzel Washington, por su trayectoria, por su manera de caracterizar a un
personaje, por sus grandes dotes de actuación, etcétera. La mayoría de las personas sabe quién es Denzel, y me atrevería a decir que a cualquiera que le guste el cine, ha amado a Washington en algún punto de su carrera, y es por eso que está película se convierte en algo interesante de ver.
Me gustaría destacar, antes de continuar escribiendo, que “cuando Roman J. Israel llora,
seguramente sentirás un nudo en la garganta difícil de ignorar” y es esto lo que vuelve a la película en algo asombroso de ver. Ya que el guión no es propiamente el mejor; a mi perspectiva carece de intensidad y esto lo convierte en un guión muy “plano”, sin embargo es extraordinaria la manera en la que se desenvuelven los actores, transmitiendo al espectador cada sentimiento de tristeza, injusticia, indignación o felicidad.
En este film se muestra de manera abierta el sistema legal de los Estados Unidos de América y de cierta manera expone las principales prioridades de las personas que trabajan bajo este régimen; dejando en claro que la honestidad y moralidad de una persona pueden no ser suficientes para el crecimiento y desempeño en su trabajo, cuando está de por medio la ambición, el reconocimiento público y el dinero. Te muestra una constante batalla moral y ética entre un personaje que ha luchado toda su vida ante las injusticias, y quién se rige estrictamente ante las leyes; y las decisiones que toma al encontrarse en una situación, que no premia estos esfuerzos, sino más bien se preocupa por sus bolsillos. Dejando en el camino dos
vertientes; ser pobre pero con la conciencia tranquila, o ajustarte ante las exigencias
laborales y tener una buena vida, aunque no necesariamente pacífica.
Es verdaderamente una película de entretenimiento que logra justo ese objetivo,
entretener a los espectadores durante su duración; sin embargo se utilizan demasiados
conceptos jurídicos y legales, que hasta cierto punto, si no estas familiarizado con
estos conceptos, puedes incluso llegar a perder el hilo de la historia. El soundtrack de
esta película es algo digno de hablar y que tenga su relevancia, pues la selección
musical es extraordinaria, lamentablemente no puedo hablar de la misma manera al
tratarse de la fotografía; que aunque es buena, no es excelente ni relevante.
Y por supuesto que tengo que mencionar el final tan incompleto, que definitivamente
no fue de mi gusto, dejando una gran incógnita y cierto sentimiento de vacío, el cuál te
hará preguntarte ¿De verdad este es el final?.
Título original: Roman J. Israel, Esq.
Año: 2017
Duración: 129 min.
País: Estados Unidos
Dirección y Guión: Dan Gilroy
Género: Drama | Crimen
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